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lunes, 11 de abril de 2011

PRINCIPALES FIGURAS DEL TORNEO - 16

RICARDO MORA y VICENTE JARA:
VOLANTES QUE TRAJINARON LA CANCHA

Cualquier equipo que quiere jugar un 4-2-4, esto es con dos volantes netos, deberá siempre considerar que para este tipo de juego hacen falta hombres que tengan “pulmones” para tapar y salir, que tengan piernas para la ida y la vuelta, pues de otra manera difícilmente se podrá tener éxito.
En Río Amarillo la pareja se llamó Vicente Jara y Ricardo Mora, dos incansables bastoneros que hacían de todo. Marcaban, quitaban y salían jugando…que los delanteros perdían muchas veces, no importaba, ya habían vuelto Vicente y Ricardo a posiciones defensivas a tratar de recuperar el balón para de nuevo alimentar esperanzas de gol.
Cuántas veces se habrán preguntado ¿bueno y nosotros de qué jugamos?, porque a los dos los vimos oficiar de defensores y también los vimos mezclarse con los hombres de punta, amén del habitual trabajo en el medio campo, que no conocía las pausas.
Así había que luchar sin desmayos, porque la camiseta se la siente adentro, porque la “amarilla” tiene historia, una historia rica en satisfacciones y además porque la hinchada no perdona. Es que Río Amarillo es ídolo y los ídolos no pueden defraudar nunca. Por eso había que correr sin “chistar”. ¿Qué la perdieron los atacantes?... ¡que va a hacer!...hay que recuperarla; ¿que los defensas la reventaron?, no importa, para eso hay piernas, estado físico y un espíritu que no tiene nada que envidiarle a los mismísimos uruguayos. Ah!   Las responsabilidades de jugar en el ídolo, ¡qué me van a hablar de eso!, si viéndolos correr a estos dos se comprende enseguida.
Vicente Jara no rehuía la marca, pero estaba más apto para crear buen fútbol, para acercarse a los delanteros para “conversar” con ellos, a dárselas “servidita” por el medio de un hueco muy pequeño, para resolver sobre la marcha una jugada que no estaba en la mente de los rivales, con picardía y también con experiencia: indudablemente el mejor volante en la hora actual.

Ricardo Mora, su “camarada”, es menos talentoso, es menos exquisito, seguramente que sabe su papel y lo interpreta con fidelidad. Durante los noventa minutos de juego de un partido Ricardo Mora no para por un instante; será que para él el fútbol es así, puede ser. Quizás le falte el ordenamiento, pero no se puede desechar su entrega física al servicio de su equipo. ¡Cómo pedirle que se aquiete unos minutos si para él el fútbol es otra cosa, es correr, es marcar, caerse y levantarse, no sentir vergüenza porque quedó pagando en un anticipo, no sonrojarse porque lo toman entre dos y lo hacen ir de largo. El “Colorado” sabe que a la larga será el ganador porque está hecho para eso, porque no se siente un crack con pinta para salir en la tapa de las revistas, porque es humilde, porque es sencillo, porque su fútbol no es de “bastón ni galera”, es de trabajo y sacrificio.
Vicente y Ricardo fueron los artífices de muchas victorias “amarillas” en la última temporada. Río Amarillo seguirá teniéndolos por mucho rato en su primer equipo y ellos seguirán como hasta ahora, bridándose por su querido club, por su añorada tierra, por ese Portovelo que está bien metido en sus generosos corazones.
Hay motivos para ser felices, hay argumentos para seguir pensando que en un día no muy lejano el Río Amarillo alcanzará el “sueño dorado”: representar a la provincia en los campeonatos nacionales.

Rafael Valdivieso Maingón

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