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viernes, 8 de abril de 2011

MACARSA Y RÍO AMARILLO EMPATARON A DOS

El partido de fondo en el día de inauguración del Campeonato de Ascenso, el 8 de julio de 1973, fue entre los conjuntos de Río Amarillo de Portovelo y Macarsa. Empataron a dos goles, mereciendo mejor suerte el conjunto cartonero por lo que hizo dentro del campo de juego.
Alineaciones:
MACARSA: Carlos Rosales C.; Jorge Maldonado R., César Sánchez, Marco Chica M., José Klínger O.; Héctor Serna H., Francisco Saraguro S.; Luis Paladines Z., Julio Valarezo S.,  Eduardo Rambay P., Gerardo Batiojas M.
RÍO AMARILLO: Sigüenza Martínez; Wilson Muñoz, Guillermo Motoche, Nery Sigüenza, Jorge Alvarado A.; Vicente Jara, Ricardo Mora; Abdón Ramírez C., Luis González, Marco Moreno, Ángel Muñoz D.
Árbitro: Eddie Plaza (buen desempeño)
Jueces de Línea: S. Garcés y Serrano.
Los mejores valores: Guillermo Motoche (Río Amarillo) y Eduardo Rambay (Macarsa)
Goles: 21’ Julio Valarezo (Macarsa); segundo tiempo: Luis González (Río Amarillo), a los 18’ J. Valarezo (Macarsa), 42’ Celso López.

Carlos Rosales cortará sin problemas un centro enviado por Ramírez, ante la mirada atenta del
 defensor Maldonado y la expectativa de Vicente Jara.
Macarsa nos Sorprendió desde el Comienzo
Macarsa sorprendió en este encuentro a todo el mundo con un juego simple y práctico. Un trabajo acertado realizado por sus hombres hizo mirar su desempeño con temor a los futuros rivales. Principalmente se jugó por el lado izquierdo, donde el puntero Batiojas jugó bien. Río Amarillo fue el primer sorprendido ante la sacrificada labor de los volantes macarseños, que corrieron y marcaron sin dar libertades.
Eduardo Rambay, haciendo una labor de media puntada con el ataque, realizó una gigante labor, fabricando desde atrás las cargas de mayor peligro para la zaga de los “mineros”. Lo acompañaron siempre Paladines y Saraguro, que tuvo una tarea ardua y de feliz desempeño.
La defensa de Macarsa tuvo su mejor exponente en Marco Chica que desbarató con solvencia, muchas veces también expeditivamente, los ataques portovelenses.
Se produce la segunda caída de Río Amarillo, ante la impotencia por contener del zaguero Sigüenza. A los 18’ del complemento Valarezo recibió una pelota en profundidad de Rambay y, cuando el meta salía, remató a media altura anotando su segundo gol.
 
Vimos a otro Río Amarillo
Este Ríos Amarillo no fue aquel que en otras veces nos había mostrado la alegría de su toque. Este fue cambiado por el juego aéreo y los pelotazos en búsqueda de Moreno y Luis González.
La ausencia de Ángel Jara fue notoria pues nadie supo acarrear con claridad. Vicente “Chuchuca” Jara luchó, trabó, mordió la cancha, pero su labor no encontró eco.  Ricardo Mora se prodigó como siempre, pero en forma desordenada. Allá arriba, en el ataque, no hubo nadie para las definiciones; Marco Moreno sin encontrar el compañero para establecer un diálogo productivo, sólo esporádicamente se unió en el ataque con Luis González.
Río Amarillo no tuvo en este encuentro, en su debut en el Torneo de Ascenso, llegadas profundas; no tuvo toque, más bien sus hombres buscaron las redes contrarias con mucho ofuscamiento.

Eduardo Rambay fue la Figura
No queremos con esto opacar la labor de todos los jugadores de Macarsa, pero tampoco se puede dejar pasar por alto la labor que realizó este diminuto jugador llamado Eduardo Rambay, que ese día supo ubicarse dentro de la cancha, que luchó siempre, que tuvo sentido para el desmarque y que con la pelota en los pies fue un peligro constante para la zaga rival.
Los “cartoneros” tuvieron también en Saraguro, Chica, Valarezo y Paladines, hombres de sacrificio y seguridad. Fue este un conjunto en el que nadie se sintió figura, que tuvo humildad, que mostró buenas intenciones en todas sus líneas de juego para el conjunto y no para el lucimiento personal.
Río Amarillo encontró un rival duro en sus pretensiones de triunfo, sin imaginarse tal vez encontrar un rival que le opusiera tanta resistencia.

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