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lunes, 11 de abril de 2011

PRINCIPALES FIGURAS DEL TORNEO - 10

ALTURA DE RATÓN, CORAZÓN DE LEÓN:
JULIO MOREIRA ALAVA
El manabita llegó un día A Machala con sus maletas llenas cargadas de esperanzas y de ilusiones. Venía de actuar en el Ríver Plate de Manta, su tierra. Dicen quienes lo vieron jugar allá que actuaba de puntero derecho. Su corta estatura no era lo recomendable para ubicarse en el medio, allí donde hace falta presencia y también talento.
Pero su generosidad para correr toda la cancha hizo que Claudio Lezcano lo fuera probando de volante, aunque existían dudas por su no muy pulido manejo, de su manera a veces desordenada de transitar por el medio y de su poca claridad para constituirse en el eje del Audaz.
De todas maneras no había en la Academia quién marque ni quién quite las pelotas y en el fútbol actual se necesita gente que esté para determinada función…el medio campo de Audaz gustaba de tener la pelota: García, Moreno y León creaban el fútbol allá en la primera vuelta y siempre sus espaldas quedaban al descubierto…y ya no hubo más dudas, la “rueda de auxilio” sería Julio Moreira Alava y un buen día se enfrentaron en un amistoso con Bonita. En el papel Bonita tenía mejor opción, pero igual Audaz salió a ganar.
El “eje” de los “diablos rojos” era Serafín Da Silva y lo sabía Lezcano, como también ya sabía que “pulmotor” Moreira cumpliría su cometido. El resultado fue que Da Silva “agarró” muy pocas ese día porque un chiquito de un metro sesenta y cinco le complicó la vida…
De allí en adelante Julio Moreira Álava encontró su puesto. Ya no sería más puntero derecho. Ahora debía anular al creador del equipo rival y se inauguró de esa forma el “limpiaparabrisas” en nuestro incipiente fútbol, un jugador que debía ubicarse delante de la línea de cuatro a corretear rivales, “a morder”, a destruir.
El manabita estuvo allí para socorrer al que tuviera comprometida la pelota, para destruir todo intento ofensivo del rival, sin miramientos, con más fuerza que talento, con más caprichos que calidad. ¿Qué a veces entregó mal?...bueno, ¿pero cuantas veces recuperó pelotas y las sirvió para los volantes y para los atacantes?...habría que tener una “chequeadora”.
Cuando quisieron encontrar en él al armador del equipo se vio claramente que su fútbol no estaba para tocar y hacer cambios de frentes, él estaba para lo otro, para marcar y marcar y aunque esa es una tarea sacrificada, era la única manera de hacerlo útil al equipo.
Audaz le debe mucho a este manabita de larga melena, que se cansó de quitar pelotas y que fue “sostén” de sus compañeros a lo largo de todo el año.

Rafael Valdivieso Maingón

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